sábado, 12 de enero de 2013

Consecuencias del consumo excesivo de sal en la salud

Hoy en día, se habla mucho del “vivir bien” y este hecho implica el “saber comer bien”. Un antiguo adagio reza así: “Comer para vivir y no vivir para comer”, por esta razón las instituciones encargadas como los Ministerios de Salud y Educación se evitarían millonarios gastos si se elaboraran políticas destinadas a motivar la reducción del consumo de sal en las comidas, porque el empleo excesivo de este mineral por su carácter hipertensor, provoca un sinnúmero de enfermedades, muertes prematuras y problemas cardiovasculares.

Las carreras universitarias del área de la salud deberían mediante investigaciones científicas demostrar y proponer normas acerca de las cantidades adecuadas para el consumo de sal, ya que la respuesta de cada organismo es diferente para todos. A partir del establecimiento de tablas de niveles de sal permitidas en las comidas según la edad, peso, estatura, tipo de trabajo que realiza, contexto o región donde habita.

Lo que se quiere es reducir el consumo de sal en las comidas. No olvidemos que estamos plagados de “comida chatarra”, cuyos niveles de sal son elevados, se pueden observar en la mayoría de las frituras como papas fritas, chorrellanas, huevos fritos, pollo frito, arroz chaufa, postre frito y por la capacidad de absorción de aceite, también se incrementa el contenido de sal.

Hasta el momento muy poca gente conoce los beneficios de consumir menor cantidad de sal. En tiempos pasados, nuestros padres y abuelos nos recomendaban: “no comas mucha sal, porque vas a envejecer rápido”, por tanto es solamente seguir esos consejos sabios. No comer demasiado y consumir menos sal, debería ser nuestro lema, de esta manera nos evitaremos muchas enfermedades.

La dieta alimentaria para el tratamiento de enfermos en hospitales y clínicas es sin sal; los pacientes demuestran descontento, porque no estaban acostumbrados por ello se recomienda que la disminución del consumo de la cantidad de sal se haga de manera voluntaria y sistemática.

El consumo desmesurado de sal desembocará en enfermedades cardiovasculares como la presión arterial y todas las vinculadas a las articulaciones como la artrosis, artritis y reumatismo, entre otras.

Los estudios científicos han demostrado que la disminución en el consumo de sal, ayuda a bajar sustancialmente aunque no radicalmente, la presión arterial, reduciendo de esta manera el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares o lo que comúnmente llamamos pre embolia o embolia.

Un estudio realizado en Estados Unidos el año 2007 analizó todas las evidencias disponibles hasta el momento y concluyó que recortar el consumo de sal en un 15 por ciento podría prevenir alrededor de 9 millones de muertes para el 2015. Otro trabajo en marzo demostró que una reducción de apenas el 10 por ciento en Estados Unidos podría evitar cientos de miles de ataques cardíacos y permitiría al Estado ahorrar 32.000 millones de dólares en costes de salud. (Fuente: Internet).

No hay duda de que la sal es necesaria y útil para nuestro organismo, sobre todo la sangre requiere sales de sodio, pero la cantidad diaria requerida es de 1,5 gramos, aunque la agencia de las Naciones Unidas, recomienda un máximo de 10 gramos.

Un tema que debe entenderse es que; si el organismo requiere sales de sodio, la fuente no siempre es la sal común, sino que muchos alimentos como las verduras, cereales, legumbres, frutas y otros vegetales no sólo contienen minerales de sodio, sino también otros oligoelementos como el calcio, magnesio, zinc, hierro y otros.

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